El Ying, el Yang y la madre que los parió

¡Cómo está el patio, amigos! Resulta que éste que os habla se ha tirado una semana regular, debido al típico catarro del cambio de tiempo. No falla, todos los años igual. Sin embargo, en esta ocasión, la guinda la ha puesto el consejo oriental de mi vecino, que es tope bizarro, el hombre. Resulta que me cuenta el colega que él no se pone malo NUNCA... ¡porque no come dulces!!.

Así es, compañeros. Vaya de antemano un respeto total a la gente que sigue filosofías orientales para vivir, pero supongo que tendrán una base más lógica que lo que me ha soltado este hombre. Resulta que el azúcar hace que inmediatamente moquees. Porque el cuerpo expulsa al Yang, que es el frío, en dirección al Ying, que es "expansión total". A mí se me iba a caer la cabeza. También ha dicho que eso estaba clarísimamente relacionado con la polaridad: que las galletas tienen una polaridad inversa a las aceitunas rellenas de anchoa (que por cierto me vendrían muy bien para la tensión). No sé qué pensar. Tengo ganas de churreteo por la red, pero antes de nada, lo pongo aquí para vuestro conocimiento, por si esto tan surrealista os abre la mente y acabáis este verano en el templo del Shao-lin, en vez de en el Tintero.

Que el chí proteja a vuestra familia y ancestros. Esas palmeras de chocolate, a la mugre!!